Londres (II)
Ya estoy de vuelta de Londres, como bien dije en el post anterior he estado todo el fin de semana y el viernes. La verdad es que he de decir que es una ciudad enorme y con variedad de gente de todos lados. Podría decir que Madrid a su lado parece un barrio.
Lo primero que pude comprobar es que allí a la gente le encanta hacer cola, es un tópico que se achaca a los ingleses pero que al final tiene que tragárselo todo el mundo. Según llegamos al aeropuerto una pedazo de cola simplemente para enseñar el DNI como que eres de la UE que te enteras bien. Después otra cola para subir al bus que va al centro de Londres. Cola para comprar billetes de metro, colas para comprar unos sellos de nada en la oficina de correos, cola para pedir comida, cola para registrarse en el hotel, cola para entrar a los garitos de fiesta, cola para hacer cola, etc... Yo no sé por qué la gente no revienta de pasarse un tercio de sus vidas esperando en una fila viéndole el ojete al de delante.
Otra cosa que pasa y que ya me pasó cuando estuve en Irlanda es que nunca te acostumbras a la circulación del tráfico por el otro lado. Siempre que vas a cruzar el instinto te dice que mires para la izquierda... pero ¡no! los coches vienen para la derecha, además te entra la desconfianza mágica que consiste en que miras para la derecha y como no ves que vengan coches pues te pones a cruzar pero de repente oyes que viene un coche por la izquierda y algunas veces pitándote, vuelves muerto de miedo a la acera (en vez de correr para delante y salvarte en el otro lado que por cierto estaba más cerca). Respirando un poco más deprisa, no por nada sino porque te gusta coger más aire, ya no sabes para qué lado mirar y hasta que te aseguras que no quedan coches en la calle y que el más cercano está a 300 metros más allá no te atreves a cruzar y aun así vas desconfiado porque crees que en cualquier momento puede aparecer un coche de la nada ya que no sabes bien cómo va lo del tráfico por la izquierda.
Un tema muy divertido es que por las noches toda la gente va tajada, es decir, borrachos. Inexplicablemente en cuanto se recoge el sol la gente pierde el control y van todos con un pedo que ni ven, digo lo de inexplicable porque luego vas a los bares y no ves a nadie tomando nada (entiéndanse bares de noche, de copas), si acaso alguno con una cervecilla, algún otro se pide un cubata que allí no tienen nada que ver con los de aquí. Una copa suya equivale al primer trago que le damos nosotros a las nuestras, la forma de servirlas es la mejor: el/la camarero/a coge un vaso de chupito que es un medidor en realidad y le echa dentro la bebida alcohólica, lo pone en el vaso otro como el hielo. que es un poco más grande que el vaso típico español de chatos de vino de los bares, y el resto hasta arriba lo rellena con refresco tirado desde una pistola. Si alguno recuerda los cubatas de aquí pues comprenderá la diferencia. Lo mejor de todo es que encima son más caros que los de aquí. Posiblemente no sea garrafón pero aunque lo fuera es imposible que notaran nada porque serían como 20 ml. de bebida. En fin, a lo que iba que me despisto rápido, que va todo el mundo bien tajado y nadie sabe por qué. Tengo varias teorías: les gusta mucho ir a Sierra Nevada, llevan petacas en el bolsillo, hacen botellón (pero debe ser en las casas porque por las calles no se puede beber) o la magia negra.
Ir tajados les confiere el poder de la insensibilidad sobre todo a las chicas, ya que las ves por las calles por la noche con vestiditos mínimos de tirantas y telirri fuera de los garitos fumando o yendo a otro lados con las patas al aire tan tranquilas (tajadas) con una temperatura de, digamos, uno o cero grados. He de decir que a muchas las ves con las piernas rojas del frío pero ahí están que no van ni encogidas. Prefieren ir glamourosas que abrigadas.
En los autobuses nocturnos hay también espectáculos para amenizar el viaje igual que en España pero mucho más originales porque los vehículos son de dos plantas. A nosotros se nos subió uno que dimos en llamarle "tajaden", el cual, primero se estrelló contra el cristal del conductor (se dio un buen viaje) luego subió a gatas al piso de arriba, se desplomó escaleras abajo (con el consiguiente aplauso de la afición...), subió a gatas nuevamente, en un frenazo se comió todo el cristal de delante y no sé cómo no salió disparado, se quito TODA la ropa y se quedo en pelotas total mientras daba voces, luego hizo un espectáculo "sexual" mientra seguía emitiendo gritos y nos perdimos el final porque nos teníamos que bajar pero seguro que deleitó a la afición con más perlas. Aquí es más coñazo porque si acaso ves a cuatro porreros atrás o algún borracho vomitando... poca cosa comparado.
Por hoy no os doy más el coñazo con el viaje. Mañana seguiré comentando más aspectos que me sorprendieron de los londinenses.
2 Comments:
Vaya espectáculo el del borrachuzo del autobús ... No se hizo daño??
Lo de los sentidos de la circulación yo también lo recuerdo de mi viaje a Londres (y eso que ya hace mil años de aquello). Supongo que es difícil cambiar el chip.
http://www.italica.rai.it/esp/cinema/peliculas/paisa.htm
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