Bienvenido a mi Mente

En este blog no tengo ninguna pretensión, simplemente voy a comentar cosas que me vayan ocurriendo o que se me pasen por la mente. Os espero cada poco para que veáis que va pasando, ni yo mismo sé qué podrá ser escrito aquí...

La tira de Garfield

jueves, diciembre 14, 2006

El Médico (II)


Si no has leído la primera entrada del médico deberías leerla antes que esto, no es que lleve un orden coherente esto pero bueno quizá te venga mejor seguir el hilo de la historia.

Cuando ya te has hecho viejo en la sala de espera, no sabes cómo, te toca entrar a la consulta. Creo que se le tiene mucho miedo y respeto a los médicos porque todos entramos asustados por la puerta y siempre preguntamos ¿se puede? así en bajito... "no ahora no, me molestáis súbditos" debería contestar el médico, pues claro que se puede ¿no? Es tu turno, has pedido hora, llevas mil años esperando para entrar, la enfermedad se te ha complicado del tiempo que llevas fuera. Según entras te pregunta el doctor: "a ver ¿qué te pasa?", cómo que qué me pasa, usted es el doctor, usted sabrá. Le cuentas la historia de tu enfermedad mientras notas que no te está haciendo ni caso porque está pensando en lo que va a hacerse de comida ese día. Cuando terminas de contarle todo eso, como no te ha escuchado, te manda para la camilla esa que hay detrás de una cortina. Levántate la ropa, te dice, y ¡¡plas!! te planta el aparatejo ese de escuchar el corazón que nadie sabe decir bien su nombre que está hecho de nitrógeno líquido de lo frío que está y que te pone las largas inmediatamente. Te dice: "respira", menuda orden me ha dado doctor... si no me lo llega a decir ni me entero, "más fuerte", cómo que más fuerte respirar es respirar más hondo, más rápido, más deprisa, pero ¿más fuerte?... "ahora tose" en ese momento, después de llevar cuatro días tosiendo echando los higadillos por la boca, no te sale ni gota de tos, el doctor se impacienta "venga tose" y tienes que ¡forzar la tos! que te sale una tos así mágica que ni es tos ni es nada.

Cuando crees que ha terminado, te dice "abre la boca" y te mete un palo en la boca que te da en la nuca por el lado de dentro de lo dentro que te lo mete y te dice "abre más la boca", tú ya estás casi con la mandíbula desencajada y te vuelve a decir "pero ábrela bien"... doctor si quiere me hago un corte en las comisuras de la boca me meto un fórceps y así puedo abrir bien la boquita... Cuando crees que le vas a vomitar en la cara, yo creo que él también lo nota, dice "hala, ya está". ¿Ya está? ¿Ya no tienes más aparatos de tortura por ahí? Méteme palillos debajo de las uñas y los pegas fuego, ¡¡que estoy enfermo tío!!.

De repente se sienta en su mesa en silencio, y se pone a escribir... a escribir... tú le miras... sigue escribiendo y ya dice: "tienes un resfriado pero poca cosa", ¿cómo que poca cosa? estoy para morirme ¿sabe?. "Te tomas resfriol, calimochol y otras cosas... cada ocho horas lo primero cada 7,4 horas lo segundo pero después de las comidas no tiene que ser antes, pero no en ayunas pero con agua pero sin leche...", yo no sé vosotros pero yo a la mitad ya no me estoy enterando de nada. Te despides, hay gente que le da la mano al doctor como si le debiera la vida y lo único que ha hecho ha sido mandarte lo mismo que te mandaría tu madre pero tu madre sin torturas chinas. Y, según sales por la puerta, te da un ataque de tos para morirte. Miras a tu alrededor con tu cara triunfante de que ya te ha atendido y con todas las manos llenas de: el abrigo, las recetas, el palo, el libro, la cartera, la tarjeta del seguro, etc... Crees que vas a tener que dar dos viajes para llevar tantas cosas.

Por último, ya te vas a la farmacia. Gran labor arqueológica la de estos señores, nadie los valora. ¡¡No hay Dios que entienda la letra del médico en las recetas!! Está escrito como en arameo mezclado con árabe que no se entiende un pijo. Pues aún así, el de la farmacia te da el medicamento... o lo que él cree que es el medicamento y tú te lo llevas feliz porque como no entiende las recetas pues te lo tragas bien. En resumen, si te pones enfermo mejor quédate en casa para morir en paz porque te esperan más sufrimientos que alegrías en el centro de salud.

8 Comments:

Blogger Tito Kokin said...

Jejejeje!! Calimochol.... Ese me lo tomo yo semanalmente y aquí está el tío... fuerte y saludable!!

14 diciembre, 2006 12:40  
Anonymous Anónimo said...

jjajaaaj El calimochol jajaj

Q gran verdad todo lo escrito.

14 diciembre, 2006 14:39  
Anonymous Anónimo said...

oye tito, el de la foto eres tu ?

14 diciembre, 2006 14:40  
Blogger Witilongi said...

sí que es él!!! Con su perillita!!! jajajaja

14 diciembre, 2006 14:43  
Blogger Lucía said...

Grandes historias las de médicos, pobres.
Cuando no vas mucho al médico, tiendes a pensar que deben ser exageraciones, pero este último año mi hermano no ha parado de ir y venir al médico y le han pasado de todos los colores.
Realmente debe ser muy estresante, porque hay que reconocer que no tienen los recursos necesarios.

14 diciembre, 2006 15:25  
Blogger Tito Kokin said...

Joseca si soy yo ese, por qué lo preguntas??

14 diciembre, 2006 16:11  
Blogger JMiur said...

Yo he decidido no ir a los médicos. Prefiero morirme sano.

15 diciembre, 2006 05:38  
Anonymous Anónimo said...

Ja, ja, me parto con tus frases imaginadas "no ahora no, me molestáis súbditos", o lo del calimochol, que veo que ha tenido éxito.

Es verdad lo del estetoscopio y las herramientas de los médicos, ¡están a treinta grados por debajo del cero absoluto!

Como comentaba en "El medico I", hace siglos que no voy, así que mis memorias se remontan a cuando era niño. Casi no sé ni lo que hay que hacer cuando llegas al médico.

15 diciembre, 2006 07:50  

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