La Princesa de las Flores

Hacía tiempo que no se me ocurría ningún tema para un cuento, hoy tengo una ligera idea y no sé como saldrá. Se llama "La Princesa de las Flores":

Así era como gustaba llamarse a sí misma. Cuando se levantaba por las mañanas se miraba al espejo y se veía tan bella, además alguien de su casa la dejaba en la habitación un jarrón con flores de todos los colores para verlo al levantarse. La verdad es que no tenía ni idea de quién se las preparaba, pero siempre tenía flores nuevas y frescas. Algún día tendría que averiguar esto para agradecérselo de alguna manera.

Rápidamente se vestía y se arreglaba porque ya llegaba tarde al trabajo, como todos los días se quedaba embobada con sus fantasías sobre princesas y flores y no iba nunca a la hora correcta al curro. Le gustaba llevarse una de las flores de por la mañana puesta en la oreja porque pensaba que así realzaba más, si cabía, su belleza... o eso pensaba ella. Ya, en el metro, pensaba que todo el mundo iba admirándola porque siempre iba tan guapa que la gente se quedaba embobada.

Trabajaba en una empresa de algo relacionado con el mundo de la publicidad, pero no lo sabía muy bien, ella no tenía por qué estar pendiente de estas cosas. Al llegar, curiosamente, siempre tenía un ramo de rosas encima de su mesa. Algún compañero le dejaba cada día un ramo de rosas o de otras flores. ¡Qué detalle! pensaba ella al verlo todos los días, algún día tendría que averiguar quien la dejaba ese regalo en su escritorio, pero de momento no quería saberlo porque así se mantenía la sorpresa.

Tras todo un día trabajando, era momento de volver a casa. Pero antes pasaría por la tienda de flores a comprar unas orquídeas para adornar el baño que pensaba que estaba muy triste sin un detalle así. Ya llegaba cansada a casa porque diez horas de trabajo era mucho tiempo incluso para ella, que era la princesa de las flores. No la gustaba demasiado estar con su familia porque la importunaban demasiado con preguntas sobre su manía de comprar todos los días orquídeas y el ramo que traía del trabajo, ella estaba por encima de todo eso, así que según cenaba se iba a su habitación. Cambiaba las flores de la mañana por el ramo que traía y ponía las orquídeas en el baño. Acto seguido, se colocaba el pijama y se iba a la cama. Sabía que una noche más tendría unos sueños estupendos sobre flores y seguía con su esperanza de que al día siguiente por fin llegara su príncipe de las flores.

Bueno, pues esto es todo. Ánimo que esta semana es corta, por lo menos en Madrid, y hay muchos días para descansar. Espero no tardar tanto en escribir otro cuento pero no siempre se me ocurren rápidamente.