Bienvenido a mi Mente

En este blog no tengo ninguna pretensión, simplemente voy a comentar cosas que me vayan ocurriendo o que se me pasen por la mente. Os espero cada poco para que veáis que va pasando, ni yo mismo sé qué podrá ser escrito aquí...

La tira de Garfield

martes, febrero 20, 2007

Irlanda (V)

Lo primero que quiero contar es que esa noche tras acostarnos en el albergue nos tocó compartir habitación con una muchacha y un chico. Cuando llegamos de fiesta había unos ronquidos como un tractor, nosotros pensamos, lógicamente, que sería el tío el que roncaba aunque yo no las tenía todas conmigo. Así que a la cama, en mitad de la noche la tía metió un ronquido que hasta me desperté y entonces hice la típica técnica española del "chchchchch!" así con la boca que suele ser infalible... lo único que conseguí es que el tío se despertará mascullando en vikingo o algo peor en plan "alskjdoijlksajvlnlkdfo" y se puso a silvar a la tía la cual dejó de roncar un segundo solamente y volvió a las andadas. Menos mal que estaba cansado y cogí el sueño rápido.

Tras las andanzas nocturnas nos tuvimos que levantar temprano porque a las diez teníamos que dejar el albergue, fue el primer día (y único) que aprovechamos que nos daban el desayuno gratis en los albergues. Así que mientras mi colega se quedaba duchándose me bajé a ver qué se cocía por la cocina. Había un bote de Nescafé, una típica garrafa de leche de las de allí y una caja con sobrecitos misteriosos blancos con un polvillo oscuro dentro. Yo pensé que el Nescafé era descafeinado y dije que los sobres debían ser café soluble pero normal, así que abrí uno después de echarme una jarra de leche de la garrafa (que tiene un sabor un tanto especial) y menos mal que algo en mi cerebro me impidió echarlo corriendo porque era té, por eso la gente me miraba como diciendo que por qué ese tío está rompiendo el sobre del té si se echa así sin más en el agua...

Fuimos para el coche, afortunadamente no nos habían robado ni nada, y enfilamos para Kilkenny. Pasamos por una ciudad llamada Limerick cuyo aeropuerto estaba a treinta kilómetros (y nos quejamos de Barajas y la T4), y llegamos a un sitio en el que había un castillo (menuda novedad) y decidimos parar a verlo. Aparcamos en un aparcamiento que tenía servicios públicos, y lo mejor es que esos servicios estaban tan limpios que podrías comer encima de la tapa y hacer las necesidades que uno quisiera sin asco ninguno. Esto en España es impensable. Nos dirijimos al castillo por la Senda del Obispo, según ponían en un cartel, y llegamos al castillo y cual fue nuestra sorpresa (por decir algo) que costaba entrar unos ocho euros... Por supuesto no entramos y lo estuvimos viendo por fuera así un rato y nos largamos al coche.

Como se había encendido la reserva paramos en una "Petrol Station" a echar gasolina "Unleaded". Parecía que veníamos del pueblo con la boina y el jamón serrano en la maleta. Primero descolgué la manguera y empece a buscar los botones esos para poner la cantidad que quieres echar y parece ser que no tienen. Le doy a la palanca y no echa. Así que pensé que había que entrar a pagar primero... por milagro divino entendí que primero había que echar la gasolina y luego pagar. El tío me miraba como pensando que eso era algo que sabía todo el mundo.

Reanudamos la marcha y llegamos a Kilkenny, pero nuestro alojamiento estaba como a 18 kilómetros de esta ciudad. Cuando llegamos había un torreón con un muro medieval alrededor y un aparcamiento en el que no había nada más que el arbusto del oeste de siempre pasando. Entramos para dentro pero estaba cerrado y no había luz ninguna. Había un cartel que decía que hasta las 17 no podíamos entrar, así que nos volvimos al coche y había aparecido por arte de magia un señor con la cara lo más roja posible y viejo con un trinchador de paja y merodeando por allí. Le preguntamos por si sabía algo del castillo y nos contestó en el peor inglés de la vida, no le cazamos ni una. No sabemos mucho pero entendemos palabras sueltas a veces pero esto fue...

Así que nada bocatín y siesta en el coche. Al cabo de un rato vemos aparecer un Seat Ibiza ¡con matrícula española!. Flipábamos. Cuando ya conseguimos entrar, la recepción estaba en el segundo piso en una sala del castillo que estaba llena de cuadros y caballetes. La chica que nos atendió tendría unos 21 años con la que tuve un pequeño rifi rafe con mis apellidos ya que ella decía que mi apellido único era mi segundo apellido. Al cabo de un rato apareció un tío que hablaba español a tutiplen pero era irlandés. Lo primero que hizo fue decir que tenía una botella de vino para invitarnos por la noche. Nos dieron la habitación en otro de los aposentos del castillo en el que hacía un frío de muerte.

Nos fuimos para Kilkenny a hacer turismo: vimos el castillo por fuera y las dos calles paralelas que tenía. El castillo cerraba a las doce de la mañana. Así que fuimos a un bar que ponía en la guía que en ella había vivido una bruja en la edad media y que tenía aterrorizados a los pobladores de la ciudad. Además parece ser que en esa ciudad hay muy buenos artesanos y hay gran cantidad de mantequerías, de hecho una de las dos calles paralelas se llamaba de las mantequerías. Nos tomamos otra Guiness y dando una vuelta entramos una especie de Corte Inglés enorme pero... ¡¡de 24 horas!!. Compramos unas Guiness tras presentar el DNI y la tarjeta de débito un par de veces y bajo la mirada de sospecha continua del vendedor y la cena: un filete de medio kilo de ternera cada uno.

Volvimos para el castillo nos preparamos los filetes de "a medio kilo" y cenamos en un salón medieval que tenía la calefacción mediante suelo caliente. En las paredes había escudos de Inglaterra, Escocia, Irlanda y Gales. Las mesas eran así a estilo medieval y tenían velas puestas para darle más emoción. Nos repartimos el país y vino el irlandés a hablar un rato con nosotros y darle al alpiste también. Nos contó que era escolta de la infanta Elena, que había vivido en Barcelona y aprendió catalán antes que castellano (esto era cierto porque de cada tres palabras decía una en catalán), era bastante derechón y decía expresiones como "estoy hasta mis huevos" o "Bush tiene cohones", etc... Nos contó que la chica esa que nos había atendido era la novia del verdadero dueño del castillo... ¡¡que tenía 75 años!!. Nos contó también una historia muy turbia de fantasmas y el castillo que no se la creía ni él y ya pasamos de él y nos fuimos a dormir.

Yo tuve una noche fatal por cenar tanto y con el rollo de los fantasmas pasé una noche de pesadillas con espíritus y cosas similares terribles. ¿Serían realmente pesadillas? Yo, por si acaso, no me levanté ninguna vez al servicio.

3 Comments:

Blogger Browner...Seguro? said...

Menudo viaje mas chulo te has pegado.. joder que cantidad de cosas te han pasado... que envidia

20 febrero, 2007 11:42  
Blogger Lucía said...

Yo lo que veo es que os habeis puesto ciegos a carne. Yo cuando fui de viaje a Londres sólo comí de McDonalds.

Que chulo dormir en un castillo.

20 febrero, 2007 14:56  
Blogger Bender said...

Qué emocionante esta parte, todo esto de la bruja y lo de dormir en el castillo es lo mejor.

Vaya con la recepcionista, le gustan maduritos.

21 febrero, 2007 15:35  

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