Irlanda (II)
El segundo día nos levantamos tempranico, cómo el tren había estado pasando desde las cinco de la mañana por delante de la ventana pues ya estaba uno con la mosca detrás de la oreja. Decidí ir a ducharme y las duchas, que no estaban demasiado limpias, eran así como de plasticurri y con cortinas. Le dí al botón del agua caliente, que tenía de caliente el nombre porque estaba que la traían directamente del mar del Norte, qué refrescante una ducha a esas horas de la mañana... encima te echabas para detrás y estaba la típica cortina pegaculos (dícese de la típica cortina de ducha que se pega al culo continuamente y que ha tocado los culos de toda la gente que se ha duchado ahí desde la instalación de la ducha sin ser cambiada por otra). Después de esta fresca experiencia, decidí ir a los lavabos a lavarme los dientes y había un tío ahí con los pies metidos en los lavabos lavándoselos... decidí meterme un chicle a la boca de menta y aprovechar para hacer el guarro sin lavarme los dientes.
Para desayunar fuimos a un sitio llamado Eddie Rocket, que es un sitio poco mejor que el burguer pero ambientado en los típicos bares americanos de carretera de la Ruta 66, así con los asientos rojos de cuero y los pies de blanco y rojo. La gente se estaba metiendo unos desayunos de huevos, bacon, salchicas, ketchup, medio litro de café, etc... Por eso son tan altos y tan fuertes debe ser.
Fue pisar la calle del sitio ese y empezar a diluviar, nos dirigimos al Trinity College y estuvimos haciendo el gamba por allí y observando a los estudiantes irlandeses que básicamente son como los españoles pero sin hacer botellón en el cesped de la universidas... porque no para de llover. De ahí nos fuimos al castillo de nosequé (no me quedo muy bien con los nombres) del siglo quinto o por ahí. A la catedral de St. Patrick que ya estaba cerrada y la estuvimos viendo desde fuera, donde se nos puso a nevar. Entonces montamos el numerito de ponernos los chubaqueros de montaña que llevábamos para que se nos viera bien. Acto seguido a la catedral de Christ, y hacia la fábrica de Guiness.
Antes de llegar ahí, encontramos un verdadero Fish & Chips de los de toda la vida por la pinta que tenía, pero el pescado que vendían con rebozado tenía una pinta regular así que optamos por una hamburguesa y una carne llamada Spiced Burguer que me sirvieron en una bolsa de papel con patatas. La señora me enseñó un bote de sal para ver si me echaba y le dije que me echara, en mi inglés rudimentario, y luego me enseñó un bote de líquido marrón y también dije que sí. Lo echó en la bolsa de papel y no se caló hacia fuera, increíble. Las patatas tenían un sabor bueno con el líquido ese marrón y la carne sabía como el 80% de las comidas que se comen allí, así como muy especiado y tal...
La fábrica de Guiness no era nada del otro mundo, era como un compendio de edificios que había por allí con chimeneas echando humo y unos tanques enormes con el líquido elemento. Nos pusimos a buscar un sitio que nos habían recomendado llamado Mojo's para comer, después de una caminata buena bajo la lluvia no lo encontramos y nos metimos a un centro comercial de al lado a deambular y resulta que es igual que los de aquí y tal.
De vuelta al albergue nos echamos un poco de siesta, nos acicalamos y nos fuimos a cenar algo por ahí y de nuevo a Temple Bar. Cenamos en el mismo sitio que desayunamos y nos metimos unas ensaladas grasosas con patatas con queso mantecoso y una Fanta de a litro me pusieron a mí. De nuevo por Temple Bar con miles de Guiness y cervezas de todo tipo, yo probé las máximas posibles, pero aún así no conseguí emborracharme demasiado. Encontramos un restaurante español que vendían croquetas de paella que a saber qué cosas son. Así que nada de vuelta al albergue y en el próximo capítulo empieza la verdadera odisea de recorrer el país tras este día de estancia en Dublín. Una recomendación para si váis por allí: llevaos un abrigo con capucha porque allí es lo que se lleva, nada de paraguas que allí no se estila demasiado.
3 Comments:
jajajja. ¡croquetas de paella! imagino que cuando un chino auténtico ve lo que sirven en los restaurantes chinos de españa se quedará con la misma cara de asombro :)
¡No hay nada más cómodo que permanecer en casa! Lo digo por las instalaciones tan limpias y agradables que parecia que tuvisteis, pero lo malo que en casa, no ves nada.
A mi también me ha sobrecogido lo de las croquetas de paella...
Que esperabas de la fábrica de Guiness?? Jajajaja.
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