Irlanda(IV)
Con la boca un poco pastosa de las cervezas del día anterior nos levantamos y nos fuimos en busca de un taller para reparar la rueda o comprar una nueva. Fuimos a un taller en el que el encargado era un chaval de once años (!!) nos dijo que no tenía ruedas de justo ese tamaño debe ser que allí ningún coche lleva un simple 165/70 R3. Nos fuimos al de al lado que era un taller que se podía comer en el suelo de lo limpio que estaba y no tardó ni cinco minutos en cambiar la rueda y poner una nueva y dejarlo todo montado. De ahí decidimos ir en busca de un super para comprar comida porque estábamos ya de hamburguesas y comidas de mierda hartitos. Encontramos un maravilloso y conocido Lidl en el que conseguimos incluso una botella de aceite de oliva virgen. También nos compramos un filete de a trescientos gramos cada uno de ternera irlandesa y otros productos como panchitos rancios y zumo hecho a base de residuos tóxicos.
En el vehículo ya como una seda, nos dirigimos a ver los acantilados de la zona que no me acuerdo bien cómo se llamaban. Cogimos la carretera de la costa desde Galway viendo el mar todo el tiempo al lado. He de decir que fue lo mejor del viaje, era una imagen impresionante. Estaba el mar picado con unas olas que salpicaban por encima de los acantilados. Paramos para verlo en directo y no tengo palabras para describiroslo y el sonido de las megaolas que rompían como 30 metros más abajo y salpicaban por encima. Unas olas perfectas así a cámara lenta. Una pasada. Si váis alguna vez a Irlanda os recomiendo visitar los acantilados de la parte oeste del país por la zona del sur de Galway.
Más adelante, llegamos a los acantilados llamados Cliff of Moher. Que no tienen nada de especial salvo que te clavan cinco euros por aparcar en el único sitio que puedes aparcar para verlos y que ha entrado la mano del hombre urbanizando todo aquello y fastidiando en mi opinión todo aquello. Afortunadamente con nuestra astucia española conseguimos zafarnos de pagar los cinco euros por, en mi opinión, nada y por diez minutos aparcando en una entrada a una finca que había allí al lado. Así que saludando al personal del parking que estaban pasando por caja decidimos seguir bajando por la carretera de la costa a ver qué más había, aunque yo ya sabía que lo mejor ya lo habíamos visto hace rato.
Bajando, bajando llegamos a un pueblo llamado Kilkee donde había una cafetería justo al lado de un acantilado donde estaban las olas igual rompiendo. Fue el café más idílico que me he tomado nunca. Y ya decidimos volver a Galway porque nos estaba esperando la fiesta de por la noche.
Como era temprano cuando llegamos, nos fuimos a dar una vuelta... y nos perdimos nuevamente buscando la catedral y observamos que hay un río que baja manso y otro que parece el río del infierno y corren paralelos uno del otro, esto sí que fue un misterio. La catedral era para verla, ya quisiéramos tener una como esa aquí en Madrid y no la chapuza que tenemos de la Almudena. Total que nos volvimos al albergue y nos zampamos los filetes de a trescientos gramos. Mientras volvíamos veíamos a la gente muy arreglada pero como era temprano, para nuestro horario typical spanish, pues nos parecía que la gente no estaba bien del casco. Finalmente se nos hizo tarde y salimos a las once y media por lo menos.
Visitamos unos cuantos bares tomando pintas, porque allí no se toma otra cosa ya que los cubatas son como vasos de cañas y dan risas y valen un pastizal, y a eso de la una estaban cerrando casi todos los bares y quedaba una especie de discoteca en la cual pudimos ver que las tías de allí miden tres metros y medio y los tíos tienen una superficie corporal de 10 metros cuadrados y cuatro de altura que parecíamos los enanos del bosque nosotros españolitos. Había otras chicas de aquí también y se las veía a la legua que no eran autóctonas porque tenían el tamaño estandar de España y estaban hablando en español más que nada jejejeje. Cuando más le estábamos pillando el puntillo al sitio, en el que en ciertos sitios olía a mierda literal, a eso de las dos y media nos dicen que cierran que para casa. Menuda cara de tontos se nos quedó, no digo nada. La gente en vez de irse a los churros se iban al Supermacs a ponerse finos de hamburguesas y todo el mundo estaba liándola por las calles porque con el pedo que llevaban y la hora tan tempranera que era aún pues... Era increible ver el ambiente de seis o siete de la mañana de aquí a la una y pico de la noche, no dábamos crédito.
Así que nada con el contentillo encima nos tuvimos que volver para el albergue a dormir sin haber adelantado nada y habiendo salido poco más de dos horas. Aún quedan muchas aventuras que contar, pero hoy marcho a Barcelona a los carnavales a ver qué se cuece así que tendréis que esperar el desenlace hasta el lunes.
3 Comments:
los irlandeses se retiran antes por la noche. pero también empiezan a salir y a beber mucho antes. así que para esa hora ya van como van... me ha encantado lo del niño de 11 años responsable del taller. para que luego digan que en el primer mundo no hay explotación infantil...
Vaya, yo también iba a hacer hincapié en lo del niño de 11 años regente del taller ¡qué cosas más raras!
Me encantan las vivencias de este viaje, aunque no sé como llegaste a acordarte de todo, porque lo describes todo muy bien detallado.
Por cierto, los acantilados esos tal y como lo cuentas, tienen que ser una pasada.
Pues si que ha dado de sí este viaje.
Así que te acercas a la ciudad condal para carnavales ?? No es que sean muy espectaculares los de aquí y con lo que ha llovido este fin de semana se han estropeado aún un poco más ...
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