Bienvenido a mi Mente

En este blog no tengo ninguna pretensión, simplemente voy a comentar cosas que me vayan ocurriendo o que se me pasen por la mente. Os espero cada poco para que veáis que va pasando, ni yo mismo sé qué podrá ser escrito aquí...

La tira de Garfield

viernes, enero 19, 2007

Reformar la casa

Uno esta ahí en su casa tan tranquilo cuando, de pronto, alguien comenta: pues hay que hacer obra porque el baño..., o hay que reformar nosequécosadelacasaqueaúnestábien... Sabes que la cosa va a perturbar tu tranquilidad y meditación acostumbrada, sabes que vas a ser víctima del peor depredador de sosiego que hay sobre la faz de la tierra: el albañil.

Un albañil es esa persona que se dedica a hacer obras por las casas y a construir cosas por mandato de otro albañil con más estudios llamado arquitecto que trabaja conjuntamente con otro albañil que nunca se mancha las manos llamado ingeniero. Pero la rama de esa especie que te ataca en el hogar es el albañil de grado raso con su cuadrilla. Primero viene a tu casa a darte presupuesto un día, viene (aunque le digas que en tu casa no se puede fumar él fuma sus Ducados apestosos), mira el percal, apunta en un cuaderno (yo tengo la teoría de que hace dibujicos y cosas) y, aunque vivas en una casa diseñada por el mismísimo Antonio Gaudí te dice: "¿esto quién se lo ha hecho oiga? Menuda chapuza, madre mía. Anda que no se ve que la pared no está bien (aquí pondríamos un término técnico de los suyos como enyesada, maqueada, trinitroluenada, etc...), es que no confía usted en profesionales de verdad...", es verdad, no sé qué hace usted aquí. Total que al cabo de un rato te dice, ahora vendrán los chicos a traer "la herramienta", no sé por qué la llaman en singular si traen doscientos mil trastos con bien de mierda. Por supuesto ya te ha metido la clavada al decirte el presupuesto pero "la obra es necesaria en esta casa".

Claro está que aunque sean las once de la mañana, vienen a traer la herramienta y se largan hasta el día siguiente dejándote todos los trastos por medio del salón o donde les haya venido a bien dejarlos. Por la mañana del día después, eso sí, aparecen como a las ocho de la mañana vestidos de calle a despertarte y decirte: "ya estamos aquí pero nos bajamos al bar a desayunar un rato". Han conseguido despertarte para bajarse al bar y ni siquiera invitarte a bajar con ellos. El desayuno del albañil para el que no lo sepa está hecho a base de coñac, café, cerveza, bocata, sol y sombra, cerveza y palillos en los dientes. No sabes cómo, pero cuando suben ya vienen vestidos con sus uniformes de faena impecablemente sucios.

Se despliegan por la casa sin dejar ni un solo lugar sin mirar (esto tendrán que cotillearlo), despliegan cuatro plásticos (el que lo hace) porque dicen que así no ensucian, no sé por qué se engañan porque los plásticos tienen más mierda que la que pudiera generar la obra. Tú te sientes como un extraño en tu casa porque parece que molestas en todos sitios, total que te arrinconas en una esquina del salón y ves la vida pasar delante de tus ojos. Cuando ha pasado una hora aproximadamente te dicen: "oiga, que nos vamos al bocata al bar", y hale el desfile al bar otra vez (sin invitarte a ir con ellos gracias a Dios esta vez). El bocata de media mañana (las 10 de la mañana) de un albañil consiste en: cerveza, bocata, cerveza, aceitunas, cerveza. Ya suben de nuevo y empieza la verdadera guerra: se lían a matillazos que parece que quieren derrumbar el edificio pim, pam, pim, pam. Por supuesto, mientras se está de obras tú no puedes hacer nada útil nada más que estar de obras y observar el tema.

Como somos así de listos a eso de más media mañana les dices que si quieren tomar algo, y como debe ser ellos dicen que sí, que una cervecita. Se trincan toda tu reserva de cervezas, pero esto es culpa tuya por ofrecer. La puerta de la calle la tienen controlada ellos entrando y saliendo sin cesar... Parece que la obra ha cogido carrerilla, pues no. Es la hora de comer (las 13:30 o así), y te dicen: "oiga que nos vamos a comer, ya vendremos a la tarde". Lo que no puedes ni imaginar es que a la tarde significa que vendran como media hora a eso de las 17:30 y se largarán sin hacer nada. La comida oficial de los albañiles consiste en un menú del día en cualquier bar de la zona que lo sirvan formado por: un primero, un segundo, un postre, café, copa, copa, copa y cigarros miles. Acompañados por vino, vino y casera. No se alimenta mal esta gente. Luego queda la sobremesa que en muchos casos viene acompañada de un fenómeno llamado "la partida", que consiste en sacar una baraja y jugar a juegos inocentes como: mus, póker, pocha, etc... En verano está la modalidad siesta que es dormir hasta las 18:30 después de comer por ahí tirados o en sus propias casas.

Vienen por la tarde a avisarte de que hasta el día siguiente no vuelven, sin dar ni golpe en toda la tarde por supuesto, y te quedan allí todo empantanado. Lo mejor, es cuando te dicen: "yo creo que para el jueves puede estar", esto el lunes, y ves que llega el jueves y que no va a estar ni de coña. Al final la obra se alarga unos cinco o séis días por lo menos (porque es una cosa muy complicada). En fin, es mejor quedarte con tu casa destrozada por la antigüedad y sin reformar que enfrentarte a esta guerra que a nadie se la deseo.

10 Comments:

Blogger Micalet said...

El tema de los albañiles y las reformas es un universo paralelo que solo ellos entienden.

Me ha recordadu mucho tu texto a un libro que leí una vez del duo Gomaespuma que se llamaba "Quién me mandaría a mi meterme en obras" o algo similar.

19 enero, 2007 09:43  
Blogger DeLarge said...

has sufrido alguna obra en tu casa recientemente?? parece que si

los albañiles tienen dos cosas buenas: el valor intrínseco que tienen para la fauna y flora de este país y, por supuestísimo, los baretos de paletas.

saludos

19 enero, 2007 14:26  
Blogger Lucía said...

Como me ha tocado la fibra sensible este post ... Desde finales de Noviembre que estamos de obras nosotros y todavía no han terminado. Yo sólo quería poner parquet y pintar y cambiar cuatro enchufes de sitio ... (es lo que murmuraré en la consulta del psiquiatra mientras se me escapa el llanto dentro de poco si no terminan).

19 enero, 2007 20:28  
Blogger Miski said...

JAJAJJAJA

19 enero, 2007 22:53  
Blogger Miski said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

19 enero, 2007 22:55  
Blogger Miski said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

19 enero, 2007 22:57  
Blogger Miski said...

A veces pienso porqué coño no inventan una casa de plástico que no necesite tierra ni cemento ni albañiles....sería el paraiso. ¿Y ese polvillo fino que se deposita en todo? ¿y el rechinar de la arenilla bajo los zapatos? ¿y ese olor a cemento húmedo, a sudor y a ducados?

19 enero, 2007 22:58  
Blogger pon said...

Tengo el edificio lleno de albañiles, andamios, puntales, cascos, taladros....bueno pues lo que más me molesta es esa manía de poner a toda mecha por el patio una emisora de reggaetón y al mismo tiempo cantar María de la O.
Éso, y hablarse a grito pelado cuando está bien jutitos, que a veces sacaría la mano por la ventana y me ponía a repartir pero bien.

20 enero, 2007 00:20  
Blogger Pensador Borroso said...

¿Detecto un cierto resquemor contra el colectivo "ñapas"?
¿Alguna mala experiencia ultimamente?
Los que hemos tenido el placer te entendemos. Desde la plataforma Ciudadanos contra la chapuza te enviamos un cordial saludo.

20 enero, 2007 00:48  
Blogger Bender said...

Pobre Witi, yo hace siglos que no sufro ningún abuso del tipo que narras, por lo que me toca de lejos esto de las reformas, no me acuerdo muy bien de lo pesadas que son las obras y todo eso.

Pero bueno, de alguna manera me has refrescado la memoria, y como dices al final, más vale dejarlo todo como está y no complicarse la vida.

20 enero, 2007 06:03  

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