Estoy vivo
Ya sé que estábais preocupados por mí y mi salud. Pensaba en un principio que con un día tendría bastante pero es que la Nochevieja fue dura y no tenía el cuerpo ni la mente para sevillanas ni blogs ni nada similar. La duda os corroe de qué tal terminé la San Silvestre ya que todo el mundo sabe que soy un deportista de elite. Pues acabé estupendamente, con un poco de sed ya que nos prometieron un Aquarius o un Gatorade y nos dieron una b0tella de agua y listo. Quedé en el puesto 16101 de 18000 corredores, un poco regular pero dado que no he entrenado casi y tengo unos kilitos de más por las fiestas pues no está mal.
La gente está loca, llegas allí y todo el mundo va disfrazado con la camiseta amarilla que te dan y otra gente va vestida de otras cosas: había unos vestidos de toros y corredores de San Fermín, otros de uvas de la suerte, otros de bailarinas, otros de motoristas, otros de policías... estos no sé si iban disfrazados exactamente o es que trabajaban de eso... Todo cuesta abajo excepto los cuatro últimos kilómetros que te los meten cuesta arriba, cuando ya llegas a Vallecas parece que se suaviza y se pone un rato llana la cosa pero el último medio kilómetro te ponen a subir el Kilimanjaro para rematar a todo el mundo.
Después de esto me fui corriendo para casa (en sentido figurado), a ducharme a cenar y ponerme hasta arriba, como debe ser, de comer y beber y cantar cualquier cosa a berridos como está mandado en la cena de Nochevieja. Después de las uvas, recordad que yo no tomo uvas por tanto no tengo peligro de atragantarme y además he decidido para el año que viene comer sandías enteras por cada campanada jejeje... decía que después de las uvas salí corriendo al Metro para no perderlo y no llegar tarde a la fiesta que tenía en Madrid. No he conocido el Metro tan lleno jamás de los jamases, ni por las mañanas cuando va el personal a trabajar, y no sólo lleno sino con tanta elegancia y distinción. Qué portes, qué modelitos, qué trajes, qué... Esa noche parece que se permite todo y la gente iba ya bebiendo y fumando dentro de los vagones, en fin, allá cada uno.
Ya, por fin, llegué a la fiesta. Era una fiesta privada así que nada de aglomeraciones ni esperas largas para pedir cubatas. Eso sí, borrachos y cosas de esas como en todos sitios, así lo manda la ley. Nos hicimos fotos con cada muchacha de la fiesta, incluso con alguna que otra repetimos. Bebimos sin fin, bailamos sin parar, ligamos poco y nos dolían las rodillas de la carrera y toda la noche de pie. A las ocho de la mañana debe ser que nos echaron salfumán para que nos fuéramos y ni así eran capaces de echarnos. Nos largamos porque quisimos no porque quisieran ellos que nos marcháramos para casa.
Fuimos a tomarnos unos churros con chocolate mientras hacíamos duelos de Free Style, algún día explicaré qué es esto. Yo creo que en los churros me echaron ácido sulfúrico o lejía o algo así porque me entró un ardor de estómago que en mi vida lo había pasado peor. No se me quitaba ni con el Almax, debe ser la edad que ya no perdona los excesos... ¡¡de chocolate con churros!! Bien, pues ya estoy de vuelta, a ver si cojo un poco de regularidad de escribir otra vez que volver de vacaciones es duro, aunque el viernes ya tengo vacaciones otra vez. Feliz regreso al curro.
2 Comments:
¡Ay pillastre! La verdad que preocupado no estaba, pensaba que era natural que te tomaras tu tiempo y tus días para disfrutar y recuperarte, pero bueno, veo que estás bien al fin y al cabo.
Por cierto, la carrera... un tirón de orejas, que no has dejado alto el pabellón bloguero. Lo que me ha gustado ha sido eso de que la gente iba disfrazada a correr, ¡cuanta alegría!
Y ya nos contarás eso del free style, que me he quedado como estaba.
Hala, pues nada, vuelta a la rutina majete, se acabaron los excesos etílicos, jeje
Felicidades por acabar la carrera, eso ya demuestra mucho ...
Debe ser muy curioso ver el ambiente tan festivo, me lo apunto por si algún año voy a pasar la Nochevieja a Madrid, que siempre me han llamado la atención las concentraciones de gente que hace el ridículo sin ton ni son y sin conciencia de que lo están haciendo.
En mi Nochevieja también hubo bastante de eso, aunque no aguanté la vergüenza ajena mucho rato y nos largamos enseguida.
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