Bienvenido a mi Mente

En este blog no tengo ninguna pretensión, simplemente voy a comentar cosas que me vayan ocurriendo o que se me pasen por la mente. Os espero cada poco para que veáis que va pasando, ni yo mismo sé qué podrá ser escrito aquí...

La tira de Garfield

jueves, enero 04, 2007

El desierto

Volviendo a las andadas después de navidades y estas fiestas tan señaladas la reina y yo... jejeje, siempre se me cuela la voz de Juancar, decía que siguiendo con mi tradición cuentera hoy toca cuento, historia, relato o como lo queráis llamar:

Mirara para donde mirara sólo veía arena. La noche anterior el camello había escapado con todo el equipaje y las provisiones. Ahora se preguntaba en qué momento se le había ocurrido atravesar el desierto en línea recta por el medio. Creía que el dicho que el camino más corto para llegar a un sitio es la línea recta en este caso le resultaría.

Siguió caminando con la garganta seca y el sol aplastándole cada vez más, si no encontraba pronto un oásis no llegaría muy lejos. Para no pensar en su mala fortuna iba pensando en lo que haría al regresar de esta aventura, si es que regresaba, lo primero que haría sería decir a cada persona con la que tuviera algo pendiente que decir cosas que por lo que fuera nunca se había atrevido a confesar ni a contarles, resolver asuntos pendientes con ellos. Diría a esa chica que tanto le gustaba lo que sentía por ella, se arreglaría con un par de amigos con los que estaba peleado por tonterías o eso creía ahora que estaba en una situación un tanto apurada, viajaría más por el mundo aunque quizá no volviera a pisar un desierto en su vida ya que la experiencia no estaba siendo demasiado buena.

A lo lejos vio una manchita verde detrás del mar de dunas, posiblemente eran unas cuantas palmeras y eso quería decir que quizá había agua. Así que decidió caminar hacia allí aunque ya se notaba un poco justo de fuerzas. Caminar sobre dunas es muy cansado porque te vas hundiendo de continuo incluso a veces es peligroso porque te puedes hundir totalmente. Parecía que el oásis no se acercaba nunca, como otras tantas cosas en su vida: siempre había tratado de conseguir las cosas lo más directamente posible y había luchado por lo que quería con todas sus fuerzas pero siempre había algo que hacía que se le escaparan o alguien venía y se lo quitaba en sus narices, eso es algo que tendría que cambiar a su regreso.

Seguía viéndolo igual de lejos pero no notaba que se estuviera acercando, de pronto las piernas le fallaron. Ya no podía más, le ardía la garganta, la lengua la tenía como un trapo, seguramente había pillado insolación, no le quedaba ni una gota en la cantimplora que se había caido del camello casualmente aunque el grueso del agua había volado con el camello por la noche. Aunque estuviera tirado en el suelo no dejaría de luchar por llegar a donde quería, eso había hecho siempre no veía por qué estando su vida en juego ahora iba a dejar de hacerlo en estos momentos. Lo malo es que ahora no había más fuerzas, pensó que lo mejor era dejarse llevar, cerrar los ojos y dormir, esperar que algo ocurriera por sí solo que le hiciese tener alguna esperanza. Esto es algo que estaba muy acostumbrado a hacer cuando las dificultades le superaban en la vida, ya estaba tranquilo no es algo que pudiera corregir ya dado que posiblemente no saldría de aquel infierno en que se encontraba.

Cuando despertó estaba en una tienda fresca, en un lecho de pieles y tenía el cuerpo todo dolorido. Unos ojos le miraban desde una esquina de la tienda con gesto de preocupación. No la conocía de nada pero sabía que había cuidado de él. No tenía ni idea del tiempo que había pasado inconsciente, había sobrevivido. La vida le había dado una segunda oportunidad, ahora tenía miedo de cambiar todo lo que había pensado en cambiar de su existencia. Seguramente no se atrevería.

2 Comments:

Blogger Tito Kokin said...

Hay una canción del siglo XVII que habla de eso exactamente, cuando estamos apurados prometemos y rezamos y un montón de cosas que cuando salimos del apuro olvidamos rápidamente.

04 enero, 2007 12:02  
Blogger Bender said...

ole ahí mi niño que se ha marcado una historia como regalo de reyes XDDD.

Me ha gustado la historia, me ha recordado que me quedé sin decirle cosas a alguien que murió y nunca podré decírselas. En fin, así es el ser humano de indeciso, o bien como reza tu texto, de cobarde cuando las cosas se presentan bien.

06 enero, 2007 00:46  

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