Bienvenido a mi Mente

En este blog no tengo ninguna pretensión, simplemente voy a comentar cosas que me vayan ocurriendo o que se me pasen por la mente. Os espero cada poco para que veáis que va pasando, ni yo mismo sé qué podrá ser escrito aquí...

La tira de Garfield

viernes, diciembre 15, 2006

En el tren

Hoy que es viernes y para terminar la semana vamos a ir con un cuento, aunque podría llamarlo historia más bien. Una historia de tren:

Me gustaba mucho viajar en tren, por mi trabajo tenía que esta constantemente de una ciudad a otra en dicho medio de transporte. Nunca reservaba un compartimento para mí solo ni me iba a primera clase, prefería ir en compañía de personas de todo tipo. Por las duraciones de los viajes siempre terminaba conociendo algunas cosas de ellas porque a la gente le gusta hablar, necesita hablar y expandirse sobre sus vidas.

Pero el que más recuerdo fue un chico joven que viajaba solo. Empezamos a hablar y cuando le pregunté si iba de visita me dijo que no, que simplemente viajaba para ver qué pasaba. Según él, no tenía ni familia, ni amigos, ni novia, ni nadie que le esperara allí donde fuera. También me contó que viajaba para huir... para huir de esa terrible soledad que le estaba corroyendo el alma. Decía que sentía un gran peso encima de sus hombros y que la única manera que tenía de aliviarlo era viajar y hablar con viajeros ocasionales, como yo, y disfrutar de algo de compañía en algún sitio. Me relataba como la tristeza se iba apoderando de él cada día más, que la llama de la alegría cada vez se estaba haciendo más débil en su interior, cada vez se sumía más en las tinieblas de la soledad y la tristeza.

Yo casi no tenía nada que decirle. Le conté mi historia, que iba a trabajar de un lado a otro y que me pasaba la semana en el tren y en mi trabajo. Realmente yo no era tan distinto de él, cuando llegaba los sábados a mi casa tampoco tenía a nadie esperándome, pero llegaba tan cansado de la semana que no tenía tiempo de pararme a pensarlo. Por fin, llegamos a la estación de destino. Nos despedimos y le dije que a ver si volvíamos a vernos. No me contestó nada, alzó la mano y marchó. Fui para mi casa, ya que era sábado, abrí la puerta y de repente noté que había alguien instalado en mi hogar: la soledad.

4 Comments:

Blogger Tito Kokin said...

Pues más que un cuento es la realidad de mucha gente!! La peor soledad es la que se siente estando rodeado de gente.

15 diciembre, 2006 10:52  
Anonymous Anónimo said...

Me ha encantado el texto, Witilongi. Todos en algún momento hemos sentido (sentimos) ese huésped apalancado en nuestro sofá.

15 diciembre, 2006 11:21  
Anonymous Anónimo said...

Ay, que historia tan triste. Es verdad que no es nada ficticia la historia, hay demasiada gente sola en el mundo. Incluso las que nos parecen acompañadas, quizás por dentro estén en soledad.

16 diciembre, 2006 04:21  
Anonymous Anónimo said...

Me ha encantado primo..uno de tus mejores textos. Todos pasamos épocas en las que sentimos una inmensa soledad, incluso parece que son más largas e intensas que cualquier otra etapa...Hay que aprender a convivir con la soledad porque en un momento u otro vuelve a aparecer. Pero también hay que aprender a combatirla para que no anide en nuestra vida durante demasiado tiempo. A quién no le gustaría escapar en tren aunque fuera un poquito?

16 diciembre, 2006 15:53  

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