Ojos Azules

Como el puente me voy a ir de vacaciones durante cinco días y no sé si podréis sobrevivir sin leerme durante todos ellos os voy a dejar un pequeño cuento, creo que será pequeño porque los invento sobre la marcha (así salen luego de regulares) si luego me alargo pues qué se le va a hacer:

De lejos sólo podía ver sus ojos azules. Cuando llegó a mi altura venía con una amiga, ¡cuánto tiempo hacía que no nos veíamos!. Tras hablar de muchas cosas atrasadas, me dijo que me tenía que decir algo. Se marchaba a Marruecos, había conseguido una casa allí. Además me dijo que no creía que volviera nunca porque se sentía bastante agobiada en los muros de su prisión particular: su vida. Siempre había querido marcharse lejos, sin saber dónde pero ahora lo tenía decidido. No tenía ni idea de en qué trabajaría ni cómo sobreviviría allí. Sólo sabía a donde se marchaba y cuando. La noticia me dejó hecho polvo porque era algo totalmente inesperado, ¿quién iba a decir que daría ese paso tan valiente?. Yo me quedé bastante consternado, ya no podría verla tan a menudo como hasta ahora. Le pregunté a su amiga que qué opinaba ella de eso y no dijo nada, estaba muda y se limitó a encogerse de hombros. Curiosamente los ojos de su amiga eran también azules, azul mar, azul oscuro. En cambio los de ella eran azul claro, azul cielo. Tendría que acostumbrarme a no verlos más, esas miradas que echaban, esa alegría que desprendían...

Pero todo llega a su fin, estaba claro que esa amistad no iba a sobrevivir con esa distancia ya que la casa estaba un pueblo perdido lejos de Marrakech. No había avión directo ni nada similar, sólo se podía acceder mediante un autobus que salía cada semana hacia el pueblo desde la capital. Llegó la hora de las despedidas, no se podía alargar más ese momento. Sus ojos empezaron a brillar, ella también sabía que era difícil que nos volviéramos a ver pero era algo que tendría que asumir. De repente, la amiga había desaparecido. Debió percatarse de que allí no pintaba nada y nos dejó despedirnos. Nos dimos un abrazo, el último quizá que nos daríamos nunca y cada uno partió por su lado. Tendría que guardar el recuerdo de sus ojos azules en mi memoria. Era uno de los momentos más duros de mi vida, mis ojos verdes también empezaron a brillar...